Nacida en Corea del Norte, la mujer identificada con el apelativo de "Bon Hwa", huyó de su país al entregar su vida a Jesucristo, gracias a la ayuda de la organización cristiana Puertas Abiertas. El mayor anhelo de Bon era poder bautizarse y Dios cumplió su deseo.

"Desde su conversión, Bon tenía la fe de poder bajar a las aguas del bautismo y cumplir con lo ordenado por Dios en las Sagradas Escrituras", comentó el pastor de Puertas Abiertas.

La difícil situación del país represivo impide a profesar una fe y el solo hecho de pertenecer a una iglesia es considerado ilegal y peligroso, por lo cual la mejor solución es migrar a otros países. La mayor parte de la población es no creyente.

Bon al migrar a China cumplió su deseo de ser bautizada y el evento fue resaltado como "Un momento especial por los creyentes".

Desde su bautismo ha memorizado importantes pasajes de la biblia, que le permiten mantenerse firme en los caminos de Dios, aunque en momentos es consciente de los riesgos que conlleva profesar su fe y de que podría ser arrestada.