Australia vive una de las épocas más triste de su historia, luego de una temporada de incesantes llamaradas de fuego que arrasaron un promedio de 10 millones de hectáreas. El hecho viene acabando con la vida de miles de especies. Sin embargo, un rocío del cielo, este sábado alivió significativamente el esfuerzo de los cientos de voluntarios en la zona.

"Pese a que ha sido una larga y difícil noche, esta mañana nos alegra que no haya pérdidas de vidas ni daños materiales importantes" indicó este sábado a la prensa la primera ministra de Nueva Gales del sur, Gladys Berejiklian.

Se espera en los venideros días, la situación mejore para favor los incansables trabajos de recuperación y protección que viene realizando los bomberos y cuerpo médico. Hasta la fecha, cerca de 26 personas perdieron la vida.

"Vamos a necesitar" mucha más lluvia "para que la lucha contra los incendios sea más fácil para nosotros", aseguró el jefe de los bomberos de la localidad de Towanba, Nathan Barnder.

La Palabra de Dios dice: “Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia.” (1 Reyes 18:43 – 45)