Semanas atrás Filipinas ha estado sufriendo golpes de dos tifones y succión de una erupción volcánica en el pasado mes de diciembre.
El primer Tifón fue el Kammuri (el nombre internacional) toco tierra como el equivalente de un huracán atlántico de categoría 4. Tres semanas después surge el tifón Ursula (Phanphone, el nombre internacional) que destrozó casas, negocios, iglesias, carreteras y edificios.

 Tras esta situación la organización Compassion (organización internacional cristiana humanitaria sin fines de lucro que proporciona asistencia a las personas, para proyectos de desarrollo o en crisis.) en Filipinas impacto la situación de muchos niños en aquel lugar.
El portavoz Mark Pitoc, en declaraciones a MNN desde Filipinas, dice: “Fue difícil en los primeros días, porque algunos de nuestros facilitadores de asociación, sus casas se arruinaron. Pero es por el amor de estos niños que nos llevó a ayudarlos”.

Este 12 de enero 2020, el Volcán Taal hizo erupción (37 millas al sur de la ciudad capital de Manila), arrojando toneladas de cenizas y lava. En los últimos cinco días, los sismólogos registraron más de 300 terremotos en el área. "Según el gobierno, todavía está en alerta de nivel cuatro: significa que el volcán todavía está activo. Recibimos algunos informes de que cinco ciudades y municipios en Batangas donde se encuentra el volcán fueron evacuados a la fuerza”.

La dificultad está en saber cuándo las personas pueden regresar a casa. Taal es notoriamente temperamental; Es el segundo volcán más activo de Filipinas, con 34 erupciones históricas registradas. Los expertos advierten que las futuras erupciones de volcanes podrían causar tsunamis.

Un pastor de la iglesia que sirve en Batanga con Asian Access dice que el Consejo Filipino de Iglesias Evangélicas abrió su centro de capacitación a los evacuados hasta que las autoridades envíen el "todo despejado". La organización Compassion, en estos próximos días enviarán artículos como pañales, ropa, toallas, toallas sanitarias, todo lo que sea necesario.

Los desastres triples son particularmente difíciles de recuperar. Pero sabemos que la mano de Dios se extenderá en Filipinas. Él les dará sustento y aliento al personal de la iglesia para ayudar y socorrer a los más necesitados. Y sanará a todo niño, familiar que ha resultado herido y sean desplazados.